Marie y Thomas La vida en la 2da dimension 43 pt 1

Capítulo 43 – Fuerzas de la naturaleza parte 1

Cinco días después

Ubicación- Desconocida, rumbo al Reino Unido

Hora- 6:01 am


Jeremy llegaba al puente del barco para realizar sus labores como Capitán, siempre turnaba turno cada mañana con Nikolai para navegar el barco mientras los demás dormían, sin embargo al ver al timonel tan ansioso noto que algo andaba mal.

     - Puedes descansar amigo, ¿Todo bien?

El señor no respondió de inmediato, se quedaba viendo el horizonte y de vez en cuando veía el firmamento que se encontraba completamente despejado sin ninguna nube en el cielo, el sol apenas descubría sus primeros rayos a estribor del barco.

     - ¿Nikolai?, ¿Qué ocurre?
     - Nada… bueno, es un mal presentimiento.
     - ¿De qué?
     - Se acerca una tormenta señor, creo que incluso podría ser un huracán.

El Capitán Johnson se asomó también por la ventana para verificar el clima, parecía que podría ser un excelente día para navegar.

     - ¿Está seguro de eso?, No hay ninguna nube en el cielo.
     - Precisamente señor, si no hay nubes es porque todas se juntaron en alguna parte, tendremos mal clima dentro de poco.

Jeremy dudaba respecto a la observación de Nikolai, pero el ya había demostrado que rara vez se equivocaba respecto a algo, decidió seguir su consejo.

     - Está bien, supongamos que tienes razón, ¿Qué propones?
     - Dar media vuelta.
     - No podemos hacer eso.
     - Señor, con el debido respeto, si el huracán nos alcanza en este lugar seremos blanco fácil para tiburones dentro de poco.
     - No podemos volver, debemos seguir adelante, mi sobrina podría necesitar nuestra ayuda en este momento, si regresamos de dónde venimos el viaje habrá sido por nada, rodearemos la tormenta.
     - ¡Jamás lograremos rodearla Capitán, es muy arriesgado, piense en los tripulantes!
     - ¡Piense en mi sobrina!, ¡Rodearemos la tormenta, es una orden timonel!, ¡¿Entiende?!

Esa fue la primera vez que Nikolai sentía la sensación de querer golpear a alguien superior a su rango, comenzó a empuñar su mano, pero sabiendo que tal acto le traería graves problemas, se tranquilizó accediendo en contra de su voluntad.

     - Sí.
     - ¿Sí que?
     - ¡Si señor! – la rabia lo consumía por dentro.



Camarote de Marie



Marie apenas despertaba de su profundo sueño, por fin después de tanto tiempo había logrado superar el mareo y las ansias de vomitar.

Ella se levantó lentamente de su cama con el cabello alborotado, se dirigió al baño que había en su camarote y se observó por el espejo, aún tenía un poco de sueño, pero nada que un buena ducha no arregle.

Tardo muchos minutos en bañarse y aún más en cercarse y vestirse ya que el uniforme militar que utilizaba siempre contaba con muchos cosas que la retrasaban, ya estaba a punto de ponerse su chaleco cuando alguien toco a su puerta.

     - ¿Quién es?
     - ¡Como siempre estas atrasada! – le gritaba Thomas desde afuera burlándose.
     - ¡Ya voy, dame un segundo!

Ella para terminar de arreglarse tomo un cepillo y se peinó como acostumbraba  hacerlo, una vez que termino, abrió su puerta permitiendo entrar a su mejor amigo.

     - ¿Por qué siempre eres la última en todo?
     - Oye, soy una mujer, una mujer siempre debe estar presentable.
     - ¿Ah sí?, ¿Y se puede saber a quién intentas impresionar con tu presentación?

La joven se sonrojo un poco, sin deseo de contestar su pregunta, agarro una navaja reglamentaria que siempre cargaba con ella, la puso en un bolsillo de su chaleco y jalo a Thomas fuera de su cuarto cerrando la puerta.

     - Venga hay que irnos, o se nos hará tarde.
     - Si claro, ahora si te importan las clases no.
     - Siempre me han importado, que no lo demuestre ya no es mi problema.

Cada mañana era obligatorio para todos levantarse temprano para recibir clases que los hermanos Vahivraba daban a todo el personal del barco, para enseñarles cómo actuar en caso de un ataque, sin embargo Marie, tenía una mala costumbre de pararse tarde siempre, incluso algunos días ha llegado a quedarse dormida.

     - Marie, si alguna vez nos atacan que es lo más probable que suceda, deberemos saber cómo manejar los sistemas de defensa del barco, la vida de todos estarían en juego.
     - Ya lo sé, descuida, hare mi parte cuando suceda eso, lo prometo.
     - Cuento que no nos mates a todos.
     - Ya deja de fastidiarme.

Cuando ambos llegaron a la cubierta del barco la clase ya había empezado, Nikolai les enseñaba a todos como manejar una torreta antiaérea, sus primos se encontraban ahí prestando atención a excepción de Fred, dándole poca importancia prefirió irse a desayunar.

     - ¿Sigue de mal humor verdad? – pregunto Marie.
     - Si, les juro que ya no sé qué hacer con mi hermano – contestaba Xavier con tono también molesto.
     - Está pasando por un mal momento amigo, ya se le pasara tarde o temprano.
     - Ojala tengas razón Marie.

Nikolai al darse cuenta que los jóvenes no prestaban atención a su clase, les llamo la atención.
   
     - ¡Hey, Marie, como veo que no prestas atención me gustaría suponer que ya sabes manejar esta ametralladora, pasa al frente y demuéstranos tus habilidades niña!

Todo el mundo se rió mientras que la joven muriéndose de la pena obedeció montándose en la torreta.

     - Muy bien, veamos que tanto has aprendido, ¿Cómo recargas la torreta cuando se te acaban las balas?
     - Ehhhhh, ¿Salgo corriendo y le rezo a Dios? – contestaba intentando adivinar.

Todo el mundo de nuevo comenzó a reírse a excepción de Thomas, a él no le daba ninguna gracia ver que Marie no sabía lo básico del arma.

     - ¡No, atrás de ti hay cajas con municiones, sacas una cadena que tenga balas y la conectas  encima de la torreta!
     - Oh, no lo sabía.
     - Concéntrate en lo siguiente, si un objetivo está en movimiento, ¿Qué haces?
     - Disparar, ¿Obvio no?
     - Error, esperas a que tengas un disparo seguro, si disparas a lo tonto desperdicias munición y tiempo, y eso podría ser lo último que hagas, procura darles mientras estén quietos.
     - ¿Qué?, ¡Pero si esas cosas nunca se están quietas!
     - Exacto, entonces te darás cuenta de la gravedad de la situación, tendrás que confiar en tus instintos y practicar tu puntería.
     - De acuerdo, ¿Qué quiere que haga?
     - Dispara, procura darle a esa pequeña nube que está encima de nosotros.

La joven pelirroja movió la torreta a la dirección indicada, pero al ver la distancia en que se encontraba la nube contando también que el barco se movía a cada rato por la marea le era imposible fijarla para disparar.

     - No puedo, es imposible.
     - ¡Tu novio Thomas ya pudo hacerlo cientos de veces!, ¿Porque tu no?
     - ¡No es mi novio! - lo corregía muy enojada.

Ella estaba tan furiosa con ese comentario que incluso sin darse cuenta, logro apuntar sin problema a la nube y enseguida sin pleno aviso le disparo una ráfaga que en tres segundos la hizo desaparecer del cielo, todos se quedaron callados perplejos de lo que acababan de ver, ninguna bala salió desviada.

     - Ah vaya, ya sabemos que debemos hacer para que prestes atención Flynn, hacerte enojar, puede irse.

Marie sin decir nada se bajó de la torreta sin mirar a nadie, camino seguro de sí misma de vuelta a su camarote muriéndose de la rabia, ya estaba a punto de llagar pero no contaba con algo.

     - Vaya, parece que alguien se enojó.
     - No molestes Bridgette, no es buen momento.
     - Siempre es un buen momento para molestarte Flynn – le respondía incitándola a pelear.

Marie sin aguantarla más, empuño su mano derecha y con todas sus fuerzas que le fueron posibles la golpeo en el ojo tirándola al suelo, el golpe fue tan fuerte que incluso le dejo un moretón a Bridgette.

     - Eres una hija de …

Pero antes de que siquiera pudiera terminar, Bridgette le devolvió el golpe levantándose rápidamente, por desgracia Marie también cayó al suelo.

     - Te enseñare quien manda tonta.

Bridgette se le encimo a la joven pelirroja dándole golpe tras golpe y jalándole los cabellos, Marie se defendía con uñas y dientes, le dio vuelta a la situación siendo ella ahora la que estuviera encima regresándole la misma dosis de golpes, las manos le dolían por los múltiples impactos, pero no le importaba nada si eso ayudaba darle una buena tunda a esa maleducada.

Se giraban en el suelo ahorcándose una a la otra, ellas definitivamente no estaba jugando, se estaban desquitando con todo.

Hubieran seguido así de no ser porque de repente se escuchó una voz familiar.

     - ¿QUE RAYOS ESTA PASANDO AQUÍ?

Ambas interrumpieron por un breve segundo su pelea para ver quién era, Thomas llegaba corriendo intentando separarlas de su estrangulamiento mutuo.

     - ¡YA BASTA, HE DICHO QUE BASTA!

Tardo varios segundos en poder separar a esas dos fieras, tuvo que usar ambos brazos para seguirlas teniendo separadas y que no volvieran a comenzar a pelear. Marie sangraba levemente de los labios mientras que Bridgette contaba con varios moretones en el rostro.

     - ¿Y bien, cuál es su excusa de ambas ahora? – preguntaba muy enojado.
     - ¡TU PRIMA ESTA LOCA THOMAS, MAS VALE QUE CONTROLES A ESA RETRASADA, POR QUE SI NO LO HACES TU, LO HARÉ YO MISMA! – gritaba Bridgette echando chispas.
     - ¡ERES UNA ANIMAL INÚTIL, NO SE POR QUE RAYOS MI TÍO TE PERMITIÓ QUE VINIERAS CON NOSOTROS, MERECES IRTE AL INFIERNO MALDITA! – Se defendía Marie también gritándole con todo.
     - ¡SILENCIO, CÁLLENSE LAS DOS!, ¡Quiero que ambas vayan a sus cuartos ahora!, ¡Es una orden!, ¿Comprendieron? – les gritaba a ambas furioso.

Las jóvenes no respondieron de inmediato, sé quedaron mirándose ambas con ganas de asesinarse.

     - ¿ENTENDIERON? – volvió a gritar Thomas.
     - ¡Sí! – respondieron ambas.
     - ¿SI QUE?
     - ¡Si comandante Fletcher! – volvían a responder ahora enojadas con Thomas por intervenir en el conflicto.
     - ¡Retírense! – decía Thomas.
     - ¡Esto no ha terminado Flynn, juro que me vengare de ti! – grito al final bridgette ya retirándose.
     - ¡Estaré ansiosa de romperte la cara, ven aquí cobarde!
     - ¡Ya basta Marie, por Dios, tú no eres así! – intentaba calmarla su mejor amigo sujetándola.
     - ¡SUELTAME FLETCHER, AHORA MISMO!
     - ¿Ahora me llamas Fletcher?, eso es malo, ven vamos a hablar por favor.
     - No quiero hablar contigo.
     - Pues te lo ordeno así que no tienes opción.

Thomas literalmente arrastro a su amiga a su camarote, abrió la puerta, la empujo adentro arrojándola a su cama y cerró la puerta con seguro detrás de el para evitar que se saliera.

     - ¿Con que derecho te metes en mis asuntos Thomas?, ¡Ya estaba a punto de darle su merecido a esa maldita!
     - ¿Con que derecho dices?, ¡Ya estabas a punto de dejarla noqueada!
     - ¡Esa era la idea!
     - Si, ¿Y luego que ehh?, ¿Siquiera pensaste las consecuencias que traerían tus acciones?, ¿Qué tal si no llegaba yo?, ¿Y si hubiera llegado otra persona?, ¡Se te hubiera acusado de insubordinación!, y… ya conoces el horrible castigo.
     - Si, lo conozco, y eso que, el que le afecta es a mí, no a ti.

Thomas no lo aguantaba más, se acercó a ella impaciente, muy peligrosamente estuvo a escasos centímetros de sus labios, sin embargo se negó a besarla, solo quería dejarle un mensaje muy claro.

     - ¡No seas tonta, tú ya deberías saber perfectamente que siempre en cada momento de mi vida estoy preocupado por ti!
     - No estás obligado a hacerlo, puedo cuidarme sola.
     - Es obvio, ¿Pero eso que hiciste halla atrás fue lo correcto?
     - Psss…
     - Contéstame.
     - Yo sentí que era correcto.
     - Exacto, tu, ese es el problema, tú crees que todo lo que haces es correcto Marie, pero debes darte cuenta que no siempre tendrás la razón en todo.

Llego un momento donde ambos dejaron de hablarse, pero no por estar enojados, sino por estar confundidos con ellos mismos, Thomas se dirigió al baño mientras que la joven se recostó en su cama sintiendo un horrible ardor en su labio.

Una vez que el joven salió traía consigo un trapo y algo de alcohol que había conseguido en el botiquín que se encontraba en el baño.

     - Déjame limpiarte la herida.
     - No me toques.
     - Marie, por favor, no seas necia.

Ella accedió muy en contra de consigo misma, el joven humedeció el trapo con un poco de alcohol y lo reposo en la herida de Marie, ella desviaba su mirada hacia cualquier lado solo para no tener que verlo.

     - ¿Estás bien? – preguntaba el joven intentando hablar bien con ella.
     - Me arde – contestaba con cierta verdad.
     - Lo siento, no fue mi intención.
     - Lo sé.

Otra vez llego otro silencio muy incómodo para ambos, ella por fin dirigió su mirada hacia el para darse una idea en que pensaba, pero por más que lo intentaba le era imposible poder descifrar un gesto de su amigo, siempre tenía su rostro serio que extrañamente se le hacía muy seductor para ella.

     - ¿En qué piensas? – pregunto ella.
     - En como habrá quedado Bridgette con semejantes golpes que le diste, tienes un buen gancho derecho.

Ella rió levemente por el comentario.

     - ¿Tú crees?
     - Claro, con suerte no amanecerá mañana con los ojos morados.

Ambos comenzaron a reírse un poco más ahora, se tomaron de la mano un momento inconscientemente, tomas dejo el trapo en una mesita que se encontraba por ahí y se dirigió a la salida.

     - ¿Segura que estas bien?
     - Sí, claro.
     - Bueno, si necesitas algo, o simplemente hablar…
     - Descuida, serás el primero al que acudiré, lo prometo.

El joven abrió la puerta y con medio cuerpo ya fuera le volvió a hablar.

     - Por favor ya no te metas en problemas.
     - No lo sé.
     - No es broma Marie, cuídate.
     - Está bien ya, tu ganas, me quedare aquí.
     - Bien, volveré para asegurarme que no mientas.
     - Cielos, ni creo que mis padres hayan sido tan protectores como tú lo eres conmigo.
     - Soy el único que tienes… y… también eres lo único que tengo.
     - Y creo que soy muy afortunada.

Y el joven por primera vez del día sonrió de oreja a oreja, por fin salió cerrando la puerta dejándola en paz en el dulce silencio de su camarote, Marie un poco exhausta por la pelea se acostó de nuevo en su cama y a pesar de que tenía puesto su uniforme se quedó dormida soñando una vez más con el joven que tanto amaba.